Aunque las venden ya listas para cocinar, preparar las supremas de pollo en casa tiene sus ventajas y no solo por el precio: Podemos elegir los condimentos y el rebozado a nuestro modo. También hacerlas grandes o chicas, de acuerdo con nuestro gusto. 

Para hacer supremas, en primer lugar, hay que usar pechugas de pollo, las milanesas se hacen con los cuartos del muslo.

¿Cómo se hacen las supremas de pollo?

El trabajo inicial depende de si partimos de un pollo entero o compramos supremas, directamente. Deshuesamos las pechugas y les quitamos la piel en el caso de que las hayamos comprado enteras. 

Fileteamos las pechugas de pollo (con un cuchillo, hacemos cortes horizontales y las abrimos para que queden más grandes y finas) y las ponemos sobre la tabla de cortar; cubrimos con papel film y aplastamos ligeramente con un rodillo.

Retiramos el papel film y salpimentamos a nuestro gusto todos los filetes por ambos lados. En un plato hondo batimos el huevo y reservamos. En otro plato, agregamos suficiente pan rallado mezclado con una cucharada de ajo o cebolla en polvo y otra de perejil picado para rebozar nuestros filetes de pollo. Si las vamos a cocinar en el momento, ya ponemos el aceite en una sartén a calentar. Si no, buscamos un plato donde ir apoyándolas para guardarlas en la heladera tapadas, o una bandeja para congelar.

Cada uno de los filetes de pollo lo vamos a pasar por una mezcla de huevo, condimentada con sal. Luego, escurrimos un poco y lo llevamos al pan rallado, donde hay que presionar para que el pan se adhiera. 

Por último, van a la sartén. No conviene que el aceite esté super caliente, el punto es como para papas fritas.

Retiramos de la sartén cuando quede doradito por ambos lados y los iremos dejando sobre papel absorbente de cocina para retirar el exceso de aceite.

Repetimos la misma operación hasta terminar con todos los filetes de pollo, y…  ¡Ya tendremos listas nuestras supremas de pollo para servir a la mesa, con limón, por supuesto!

Fuente: PRONTO