Pasta térmica en el procesador: ¿Cuándo es el momento adecuado para cambiarla y cómo hacerlo?

Cuidar la pasta térmica es una tarea de mantenimiento sencilla que ofrece grandes beneficios.

Mantiene la temperatura de tu CPU a raya, por lo que es importante que la cambies cada cierto tiempo.

Cada pieza de tu ordenador desempeña un papel crucial para garantizar un rendimiento óptimo. Desde el procesador hasta la tarjeta gráfica, pasando por la RAM y la placa base, cada uno de ellos contribuye a un buen funcionamiento. 

Sin embargo, hay un componente menos conocido, pero igualmente esencial para el buen funcionamiento de tu PC, se trata de la pasta térmica.

También conocida como compuesto térmico o grasa térmica, es una sustancia viscosa que se aplica entre el procesador y el sistema de refrigeración, ya sea un disipador de calor o un sistema de enfriamiento líquido. 

Su función principal es mejorar la transferencia de calor entre estas dos superficies, llenando los microespacios causados por las imperfecciones de fabricación. 

Esto ayuda a disipar el calor de manera más eficiente, evitando que el procesador se sobrecaliente y garantizando un rendimiento óptimo en programas de alto rendimiento o al jugar videojuegos. 

¿Cuánto dura la pasta térmica?

La duración de la pasta térmica en el procesador puede variar según varios factores, incluidos los ciclos de calor, la presión de montaje y las temperaturas operativas. 

En general, tiende a degradarse con el tiempo y con el uso continuo. Se estima que su efectividad máxima suele durar entre uno y tres años, dependiendo de la calidad del compuesto y las condiciones de funcionamiento de tu ordenador.

Así que, la respuesta no es tan sencilla como un número mágico. La durabilidad de la pasta térmica depende de varias situaciones, como las siguientes:

El tipo de pasta térmica: Las opciones de mayor calidad, a base de metal líquido o cerámica, ofrecen una mayor vida útil que las pastas más básicas de silicona.

Las temperaturas de funcionamiento: Si tu CPU trabaja a temperaturas elevadas de forma habitual, la pasta térmica se degradará más rápido.

El tiempo: Incluso con un uso moderado, la pasta térmica se seca y pierde sus propiedades con el paso del tiempo.

En general, se recomienda cambiar la pasta térmica cada 2 o 3 años, aunque este periodo puede variar según los factores mencionados anteriormente.

Ahora bien, existen algunas señales que indican que es hora de cambiar la pasta térmica de tu PC. Si notas un aumento en las temperaturas del procesador, incluso en condiciones de carga baja, o si experimentas una reducción en el rendimiento del sistema, es probable que la pasta térmica esté empezando a degradarse. 

Por otro lado, si los ventiladores funciona a mayor velocidad de lo habitual, es posible que estén tratando de compensar un sobrecalentamiento debido a que la pasta térmica se ha secado por completo, esto indica que se necesita un cambio urgente.

Además, si has notado que han pasado varios años desde la última vez que aplicaste pasta térmica nueva, es recomendable llevar a cabo un cambio preventivo para mantener tu equipo en condiciones óptimas.

Cómo cambiar la pasta térmica en tu PC

Cabe señalar que cambiar la pasta térmica de tu ordenador es un proceso relativamente sencillo que puedes realizar en casa con las herramientas adecuadas. 

Primero, asegúrate de apagar y desconectar tu ordenador completamente. Luego, desmonta el sistema de refrigeración de tu CPU y limpia cuidadosamente tanto el procesador como el disipador de calor con un limpiador de alcohol isopropílico y un paño suave. 

Una vez que ambas superficies estén limpias y secas, aplica una pequeña cantidad de pasta térmica fresca en el centro del CPU y vuelve a colocar el sistema de refrigeración.

Sin duda, este procedimiento es bastante sencillo de llevar a cabo, por lo que hacerlo de forma regular, podrás mantener tu PC Windows funcionando a la temperatura adecuada. Es importante que no apliques demasiada pasta térmica, en exceso puede afectar negativamente a la transferencia de calor. 

Al comprender su función, su duración y cuándo es el momento de cambiarla, puedes garantizar un rendimiento confiable y prolongar la vida útil de tu ordenador.

Fuente: ComputerHoy